Vídeo, 2006, 4 min.
Desde principios de los noventa, Carlos Garaicoa ha venido desarrollando una obra inter-disiciplinar que entrelaza y propone cuestiones que abarcan por igual la arquitectura y el urbanismo, la experiencia histórica y la política. Primero a partir de la noción de la obsolescencia de La Habana, donde nació el artista, y después en torno a diferentes espacios de la memoria, la percepción y la imaginación, el artista ha venido entretejiendo una obra que conjuga la realidad y la ficción, el pasado y el porvenir, mientras aborda —desde las ruinas o desde la proyección mental— el papel de la arquitectura en el legado histórico, el fracaso del proyecto de la modernidad y la decadencia de las utopías del siglo pasado.
Yo no quiero ver más a mis vecinos registra el proceso de construcción de un muro de ladrillos alrededor de su casa para proteger su intimidad de los vecinos. A continuación, proyecta una selección de imágenes de muros construidos al lo largo de la historia en diferentes partes del mundo con finalidad política y segregacionista: desde el muro de Adriano, en la Inglaterra romana, hasta el muro de Berlín, el de Ramallah en Palestina, el de Woomera en Australia, el de Tijuana en México, la Gran Muralla China y el Malecón de La Habana. La idea de demarcación del espacio privado frente al público enlaza con la idea de límite físico entre territorios. Del ámbito doméstico al político, del mundo privado a la dimensión histórica, el muro o frontera es una constante que se ha mantenido a través del tiempo y en diferentes geografías.