LAS NOVELAS PINTADAS DE FÉLIX ROMEO EN ASOMARSE 07

LAS NOVELAS PINTADAS DE FÉLIX ROMEO EN ASOMARSE 07

Presentada en el CDAN la séptima intervención del proyecto Asomarse al Interior con Félix Romeo como invitado. Su proyecto Las Novelas pintadas se podrá ver y oir en el Centro de Arte y Naturaleza hasta el 14 de diciembre.Las novelas pintadas es un juego.
He mirado los cuadros de la Colección Beulas-Sarrate y les he inventado novelas. Sí, como Arturo Pérez Reverte inventó una para una tabla de Flandes, o como Peter Greenaway escribió un relato criminal para Ronda de noche, de Rembrandt, que luego convirtió en película, o como Pierre Assouline contó un pedazo de historia a través del retrato de Betty de Rothshild, de Ingres.
Es muy antigua la relación entre pintura y escritura. Pero no me voy a remontar al ut pictura poesis de Horacio, ni voy a seguir con los sonetos lujuriosos de Giulio Romano y Pietro Aretino ni con los emblemas de Alciato..
Porque escribiendo estas pinturas, me he querido sentir cerca de una tradición más contemporánea, la del OULIPO. Aunque no tan contemporánea como la de Sophie Calle, que afirma que ella no entiende “sin textos” ni sus fotografías ni sus acciones.
El OULIPO, o taller de literatura potencial, era un grupo literario, del que formaban parte Raymond Queneau, Georges Perec, Italo Calvino y otros escritores más desconocidos, pero también interesantes, como Marcel Benabou, que se dedicaba a jugar: matemáticas y literatura; variaciones y repeticiones y literatura; planteamiento teórico y literatura; normas férreas y completa libertad…
Jugaba especialmente con las restricciones y con las autorrestricciones.Jugaba a limitar. Porque todo juego tiene que tener normas para ser divertido.
Puede sonar raro, pero el grupo definía la “literatura potencial” así: “búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca”.Es cierto que esa premisa puede producir obras en las que el elemento retórico acabe dominando, pero también ha producido obras que abren camino a una nueva emoción, como el Me acuerdo, la autobiografía mínima de Georges Perec.
Así, he entrado en los cuadros de la Colección Beulas-Sarrate buscando historias, más que buscando una estética, un periodo, una poética, una línea moderna o clásica… Miraba los cuadros y trataba de que me contaran historias.
En algunos, no logré oír una historia. En otros, no me gustaba la historia que me contaban. Y en los que han acabado colgados en las paredes del CDAN escuchaba historias, o altas o claras.
No creo, sin embargo, que se trate de una selección ecléctica: el orden, misteriosamente, acaba apareciendo… Justo antes de ponerme a escribir, he estado leyendo Atrapa al pez dorado, donde David Lynch, que es director de cine pero que empezó como apasionado pintor, escribe: “Me arriesgué, pero tenía la impresión de que, como todas las cosas están unificadas, de algún modo una idea acabaría relacionándose con otra”.
Me autoimpuse dos restricciones básicas, y algunas otras que no merece la pena que explique: cada cuadro estaría dedicado a un género (terror, negro, histórico…) y no repetiría géneros.
Dos han sido los libros que tenía en la cabeza al ponerme a escribir estas novelas pintadas. Uno es El gabinete de un aficionado, de Georges Perec, que también ha tenido importancia a la hora de pensar cómo deberían colocarse las obras en la sala. El otro, es Ejercicios de Estilo, de Raymond Queneau, variaciones sobre un mismo asunto sucedido en un autobús: un libro con el que me divierto mucho con los alumnos de mis talleres de escritura.
Paradójicamente, o quizá no tanto, me gustaba la idea de que el lector no tuviera que leer las novelas, sino escucharlas mientras fijaba su mirada en los cuadros, yendo detrás de una historia que ya estaba escrita… o casi, porque aunque las haya llamado novelas, casi siempre son sólo fragmentos (o críticas de esas novelas o textos de contraportadas o versiones cinematográficas), que me gustaría que se quedaran zumbando en la cabeza.
Me he divertido mucho mirando cuadros e inventando novelas. Espero que tú, disfrutes al menos la mitad que yo.
Félix Romeo