La definición tradicional de tapiz, alude a una labor tejida en la que las figuras que la decoran forman parte de la trama. El tapiz nació con un sentido funcional para forrar las estancias, haciéndolas más confortables. Su desarrollo estilístico ha estado ligado a la pintura. Color, dibujo, fondo y formas. A partir del siglo XVI es cuando se hace más visible el acercamiento de la tapicería a la pintura, con búsquedas de volumen y perspectiva, así como imitando la degradación cromática. La renovación del tapiz contemporáneo se inicia hacia 1930, cuando Mme Cuttoli en Aubusson y Ajalbert en Beauvais, llevan a la tapicería a la vanguardia artística. La primera hace tejer la obra Las flores del mal de Rouault. Una labor que después continúa con cuadros de Picasso, Braque, Matisse, Leger o Miró. Cambió la forma de mirar este arte que sigue imitando a la pintura, pero adquiere entidad propia. El tapiz ha conseguido unir las cualidades de hacer y crear, convirtiéndose en una disciplina autónoma. Una escultura textil de volumen irregular.
El Centro de Arte y Naturaleza CDAN, de Huesca, muestra cuatro tapices donados por el artista José Beulas. Son obras confeccionadas por Carles Delclaux, sobre tres pinturas del propio Beulas y una de Manuel Millares. Delclaux, se inicia en la Casa Aymat de Sant Cugat del Vallés , dentro de la sección de tapiz, además de asistir a la Escuela Massana. En 1974 se traslada a Valldoreix y junto con otros tejedores trabajan en el Taller de de Montmany. Dos años más tarde crea su propio estudio en Gerona, en el que conserva el espíritu de la Escuela catalana de tapices. El CDAN exhibe el tapiz que Delclaux elaboró en homenaje a Joan Miró, así como otras tres creaciones de José Beulas .
La caligrafía personal de José Beulas, a la hora de reinterpretar el paisaje, se trasluce en los tapices de Carles Delclaux. La urdimbre de la lana va tejiendo los espacios de color en planos horizontales, como ocurre en Campos quemados’ de1989. La estética del arte textil de Delclaux está marcada por las pautas de la pintura de Beulas, con un planteamiento más tradicional, pero que índice más intensamente en lo emocional. El paisaje en Beulas es la captación de lo esencial. Un ejercicio cercano a planteamientos abstractos que le confieren una nueva dimensión. Su traslación al tapiz es una némesis volumétrica. Las lanas con sus cromatismos, rojos, azules, amarillos o sienas, se acercan o enfatizan las tonalidades originales, en una perspectiva entrelazada por la urdimbre en el telar. La obra de José Beulas es un canto en libertad al paisaje. Los tapices, una traslación de su poética.
Carles Delclaux también colaboró con los artistas de la generación de los cincuenta. Obras informalistas que el permitieron una mayor creatividad a la hora de incluir distintos materiales cercanos a los planteamientos pictóricos. En el caso de Manuel Millares, la utilización del propio pintor de arpilleras que rompía, cosía y amoldándola a la superficie pictórica, siguiendo la estela de los guanches canarios, le permite al tapicero una mayor expresión plástica. Los colores son puros, casi sin degradaciones, blancos negros, rojos, que conectan con la más pura tradición de la pintura española. Las texturas de Millares se convierten en magnitudes físicas que invaden el espacio al igual que en la pintura, pero con la corporeidad de los materiales que permiten ser tejidos.
En esta exposición además se suma el tapiz, donado anteriormente a la Colección Beulas-Sarrate, Orla brava realizado por Josep Royo. Una pieza que define el arte textil contemporáneo, con la mezcla de distintos materiales que aportan una gran riqueza de texturas. Royo trabaja las volumetrías y sobrecosidos, incorporando materiales no nobles, como yute, esparto o lanas de distintos grosores, produciendo un gran impacto visual. Formado también como Carles Delclaux, en Casa Aymat, participará en la Escuela Catalana del Tapiz, tanto tejiendo como creando tapices a partir de sus propios cartones. Fiel colaborador de Joan Miró en los años setenta, se instala en Tarragona donde crea su propio taller que llama «La Farinera». Es fundamental destacar su participación en el tapiz Tarragona, o el instalado en la Fundación Joan Miró de Barcelona en 1979. Es uno de los más destacados artistas dedicados al arte textil, junto a gran Grau Garriga.
Desirèe Orús. Crítico de arte