Exposición vigilada II, 2003
Instalación de vídeo 2 canales. Cortesía del artista, Madrid
El análisis y la reflexión sobre la libertad vigilada, los sistemas de control y sus relaciones con el espacio o la incomunicabilidad del sufrimiento, son asuntos abordados en la obra de Ángel Borrego. La instalación recrea la posición de una persona vigilada por las calles de Vitoria-Gasteiz, a principios del siglo XXI, en pleno contexto de violencia terrorista en el País Vasco. En dos pantallas paralelas se simultanean dos proyecciones sincronizadas que muestran perspectivas diferentes: la de un escolta que dirige el trayecto y protege al supuesto vigilado por delante, y la de otro que vigila siempre por detrás. El contexto urbano se interrumpe a veces por otro escenario desnudo y sin referencias pero fácilmente identificable: las salas vacías del propio museo. El espectador se convierte por unos minutos en el protagonista de la pieza situándose en el lugar de la persona vigilada. El efecto es envolvente: el visitante en la piel del vigilado puede sentir la inquietante y contradictoria sensación de ser acosado a la vez que protegido. El acto de andar (y proteger) hace que el camino siempre sea una ruta improvisada, una “antideriva situacionista” que cuestiona relaciones asumidas entre espacio y vida.