ERWIN BECHTOLD. EL PINTOR DEL SILENCIO
«El hombre forma el centro de mi trabajo; al igual que la naturaleza, vive en medio de contrastes, tensiones, alteraciones. Estamos inmersos existencialmente en el juego del entorno ordenado, del orden desordenado. Mis pinturas constituyen un intento de traducir este complejo misterio en realidad artística». Bechtold
La labor pictórica de Erwin Bechtold se ha extendido a menudo, más allá de los límites del cuadro, con creaciones que implican directamente el lugar de exhibición. A partir de esta perspectiva Erwin Bechtold ha diseñado un montaje específico en el CDAN. Una muestra un tanto atípica. No se trata de una retrospectiva que abarca toda su carrera, sino obras concretas, piezas clave con las que Bechtold contrapone la obra actual con sus primeros pasos y los distintos momentos de su larga producción artística. Las obras proceden de los fondos del artista y de colecciones privadas y públicas, todas ellas guardan una estrecha relación de perfecta convivencia con el carácter del espacio y la iluminación de la arquitectura del centro de arte y naturaleza, un fructífero encuentro entre Moneo y Bechtold, una singular integración entre el arte y la arquitectura.
La obra de Bechtold se caracteriza por un constante equilibrio o desequilibrio – siempre domina el momento perturbador que inquieta la armonía entre los contrarios: empezando por los principios del informalismo de los años cincuenta, y la inclusión de elementos geométricos en los sesenta, su evolución lo lleva a crear composiciones pictóricas en las que plasma la tensa dualidad entre la dureza del constructivismo y la libertad de la corriente informalista. Pintor matérico e investigador de la forma, con una evolución equilibrada, no cede a las modas conservando siempre su personal estilo. Ángulos, líneas, superficies, espacio plástico son los protagonistas de su dilatada producción que se presentan ahora con la elegancia que lo caracteriza y que conduce al espectador a una reflexión profunda sobre lo esencial. Una obra que pide un esfuerzo en la mirada.
El resultado de la exposición es una equilibrada construcción a través de la cual muestra los diferentes aspectos de las investigaciones del artista sobre la forma no figurativa, la composición del espacio pictórico y sobre sus intentos de sintetizar al máximo su lenguaje expresivo. Un proceso coherente llevado a cabo mediante un trabajo riguroso y una exigencia ejemplar. A Bechtold le ha preocupado siempre, como discípulo de Léger y amigo de Sert y Coderech, la integración de su obra a la arquitectura. El mejor ejemplo de esta faceta es su intervención en las fachadas del Reiss-Musseum de Mannheim en 1988. A través del orden y el gesto, se ha convertido en analista de la forma y el espacio.
Esta exposición surge de la admiración que José Beulas siente por la calidad de la pintura matérica de Bechtold. Le fascinó la obra 90-4 Thema. Winkel/Fläche/Raum (Tema/ángulo/superficie/espacio), y no dudo en incorporarla en abril de 2005 a su colección. Beulas comparte el placer que Bechtold siente por la materia y ambos se reconocen en su empleo como algo esencial. Esta muestra satisface sin duda un deseo común y amplía los límites de la colección Beulas-Sarrate.
Erwin Bechtold, pasados los ochenta años, continua trabajando con la misma vitalidad y rigor que ha caracterizado, no hay duda de que Bechtold es un artista multidisciplinar que ha combinado por igual la pintura, el grafismo y las intervenciones arquitectónicas a partir de una misma filosofía que tiene como eje la confrontación entre la razón y la intuición.