Artista portugués que empezó su carrera en un taller de imaginería donde entró a trabajar de los 10 hasta los veintiún años. Posteriormente realizó estudios de escultura en la Escuela de Bellas Artes de Oporto y en Saint Martin’s School of Arts de Londres, donde fueron sus profestores Anthony Caro y Philip King. Fue becario de la Fundación Calouste Gulbenkian en Oporto y Londres.
Ha combinado su trayectoria de artista con la de docente en el Círculo de Artes Plásticas de la Universidad de Coimbra, en la Escuela de Bellas Artes de Oporto, y en la facultad de Arquitectura de la Universidad de Oporto. Se ha dedicado al estudio de la Psicología profunda, el Zen, el Tantra y el Tao para profundizar en las relaciones de los sentidos, de su cuerpo y de su mente y en la creación de su obra, impartiendo sobre estos temas cursos y conferencias. Expone habitualmente su obra desde 1963, participando en más de 80 exposiciones individuales en Portugal y el extranjero y más de cien colectivas. Su encuentro en 1965 con los libros de Gaston Bachelard sobre la poética de la materia fue fundamental para la reflexión teórica sobre sus procesos de creación.
En 1968 se le concedió el premio Nacional de Escultura. Incansable viajero ha recorrido diversos países de África, Estados Unidos y Asia. En la India, Nepal, China y Japón observa y medita sobre aspectos de las manifestaciones hinduista, tántrica, taoísta y zen, particularmente en las representaciones mandálicas y en las relaciones de la naturaleza con las configuraciones y significado de los jardines. Estos viajes influirán en sus trabajos de los próximos años.
Peregrino por tierras oscenses, Alberto Carneiro ha recorrido los Pirineos, el Somontano y la Hoya de Huesca, las montañas y los valles, los bosques y los desiertos, hasta encontrar un recóndito lugar que posee unas condiciones paisajísticas excepcionales para ubicar allí el centro de su cosmos, para construir su mandala personal, que es la obra titulada As árvores florescem em Huesca (Los árboles florecen en Huesca) (…) El territorio elegido por Carneiro para instalar su mandala es el valle del Belsué, un lugar alejado de cualquier ruta, que posee unas formaciones geológicas de rica expresividad y que ofrece infinidad de texturas, tanto minerales como vegetales, plenas de matices cromáticos. Se trata de un sitio apartado, de topografía escarpada, por el que discurre un torrencial arroyo que, desde tiempos geológicos, ha ido horadando estas rocas hirsutas con la abrasión de sus aguas frías y cristalinas que corren desbocadas entre las piedras.
Esta obra compromete indistintamente al lugar, al ubicarse en él y dotarlo de un nuevo sentido, y también al cuerpo de quien penetra en su interior. Los grandes muros ciegos de piedra no configuran ni una casa ni una nave agrícola sino que constituyen una “arquitectura poética”, un mandala, en cuanto que se elevan para ofrecer una potente estructura geométrica sin funcionalidad, que sirve para encerrar en su interior una metáfora del árbol, la escultura en bronce que se deja ver parcialmente en el interior de un gran gnomon, un menhir contemporáneo.
Javier Maderuelo. Alberto Carneiro. CDAN de la Fundación Beulas, 2006. pp 89-90.
La naturaleza sustenta la obra de Alberto Carneiro más como el resultado de una experiencia interpretativa y vivencial que como un argumento o una temática. Sus diferentes series y trabajos han incidido, desde el inicio de su carrera, en aquellos aspectos en los que la naturaleza se sobrepone a toda noción visual de paisaje y encuentra una conexión corporal con lo humano.
Santiago B. Olmo. Alberto Carneiro. Centro Galego de Arte Contemporánea. 2001, p 118.
Javier Maderuelo
José Miguel Ferrando
Alberto Carneiro. Textos de Alberto Ruiz de Samaniego, Javier Maderuelo y Alberto Carneiro. Huesca: Centro de Arte y Naturaleza de la Fundación Beulas, 2006.
Video 30″: http://youtu.be/ykHW2s0qZYI
Desde Huesca, tomar la autovía en dirección Sabiñánigo y Jaca. A partir de la localidad de Nueno la autovía se convierte en la carretera N-330. Dejamos esta carretera justo a la altura de la presa del pantano de Arguis, tomando a mano derecha el desvío señalizado en dirección a esta localidad. Ascendemos por la vieja carretera cruzando el pueblo de Arguis y seguimos por ella unos kilómetros por la falda de la sierra. Justo antes de ver el túnel de la Manzanera, dejamos esta carretera antigua y nos desviamos a la derecha en dirección a Belsué y Nocito. Debemos continuar por ella durante cinco kilómetros siempre en dirección a Nocito, pasando junto al pueblo de Belsué. Tras unos kilómetros, cruzaremos un puente junto a la chopera y ya observaremos la obra de Carneiro.
Desde Sabiñánigo y Jaca, tomar la carretera N-330 en dirección a Huesca. Después de atravesar los dos túneles de Monrepós, tomar el desvío hacia Arguis, tomando a mano derecha el desvío señalizado en dirección a esta localidad. Ascendemos por la vieja carretera cruzando el pueblo de Arguis y seguimos por ella unos kilómetros por la falda de la sierra. Justo antes de ver el túnel de la Manzanera, dejamos esta carretera antigua y nos desviamos a la derecha en dirección a Belsué y Nocito. Debemos continuar por ella durante cinco kilómetros siempre en dirección a Nocito, pasando junto al pueblo de Belsué. Tras unos kilómetros, cruzaremos un puente junto a la chopera y ya observaremos la obra de Carneiro.
Andando
La pieza se encuentra en la cara más oculta del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. El GR 1 Sendero Histórico, que atraviesa por la chopera de Belsué se puede tomar desde Arguis. Otra opción es salir del collado de la peña San Miguel, en Santa Eulalia de la Peña, para ver el Salto de Roldán. Hay que dejar la pista principal para descender por un umbrío pinar hasta el arroyo del Ordial, remontando luego hasta el collado de la Piatra, donde se ubica el dolmen de Belsué, continuando, se llega a una pista que lleva a esta localidad.
Coordenadas: Latitud 42º 18’ 50,04’’ N. Longitud 0º 20’ 42,24’’ W
Artista portugués que empezó su carrera en un taller de imaginería donde entró a trabajar de los 10 hasta los veintiún años. Posteriormente realizó estudios de escultura en la Escuela de Bellas Artes de Oporto y en Saint Martin’s School of Arts de Londres, donde fueron sus profestores Anthony Caro y Philip King. Fue becario de la Fundación Calouste Gulbenkian en Oporto y Londres.
Ha combinado su trayectoria de artista con la de docente en el Círculo de Artes Plásticas de la Universidad de Coimbra, en la Escuela de Bellas Artes de Oporto, y en la facultad de Arquitectura de la Universidad de Oporto. Se ha dedicado al estudio de la Psicología profunda, el Zen, el Tantra y el Tao para profundizar en las relaciones de los sentidos, de su cuerpo y de su mente y en la creación de su obra, impartiendo sobre estos temas cursos y conferencias. Expone habitualmente su obra desde 1963, participando en más de 80 exposiciones individuales en Portugal y el extranjero y más de cien colectivas. Su encuentro en 1965 con los libros de Gaston Bachelard sobre la poética de la materia fue fundamental para la reflexión teórica sobre sus procesos de creación.
En 1968 se le concedió el premio Nacional de Escultura. Incansable viajero ha recorrido diversos países de África, Estados Unidos y Asia. En la India, Nepal, China y Japón observa y medita sobre aspectos de las manifestaciones hinduista, tántrica, taoísta y zen, particularmente en las representaciones mandálicas y en las relaciones de la naturaleza con las configuraciones y significado de los jardines. Estos viajes influirán en sus trabajos de los próximos años.
Peregrino por tierras oscenses, Alberto Carneiro ha recorrido los Pirineos, el Somontano y la Hoya de Huesca, las montañas y los valles, los bosques y los desiertos, hasta encontrar un recóndito lugar que posee unas condiciones paisajísticas excepcionales para ubicar allí el centro de su cosmos, para construir su mandala personal, que es la obra titulada As árvores florescem em Huesca (Los árboles florecen en Huesca) (…) El territorio elegido por Carneiro para instalar su mandala es el valle del Belsué, un lugar alejado de cualquier ruta, que posee unas formaciones geológicas de rica expresividad y que ofrece infinidad de texturas, tanto minerales como vegetales, plenas de matices cromáticos. Se trata de un sitio apartado, de topografía escarpada, por el que discurre un torrencial arroyo que, desde tiempos geológicos, ha ido horadando estas rocas hirsutas con la abrasión de sus aguas frías y cristalinas que corren desbocadas entre las piedras.
Esta obra compromete indistintamente al lugar, al ubicarse en él y dotarlo de un nuevo sentido, y también al cuerpo de quien penetra en su interior. Los grandes muros ciegos de piedra no configuran ni una casa ni una nave agrícola sino que constituyen una “arquitectura poética”, un mandala, en cuanto que se elevan para ofrecer una potente estructura geométrica sin funcionalidad, que sirve para encerrar en su interior una metáfora del árbol, la escultura en bronce que se deja ver parcialmente en el interior de un gran gnomon, un menhir contemporáneo.
Javier Maderuelo. Alberto Carneiro. CDAN de la Fundación Beulas, 2006. pp 89-90.
La naturaleza sustenta la obra de Alberto Carneiro más como el resultado de una experiencia interpretativa y vivencial que como un argumento o una temática. Sus diferentes series y trabajos han incidido, desde el inicio de su carrera, en aquellos aspectos en los que la naturaleza se sobrepone a toda noción visual de paisaje y encuentra una conexión corporal con lo humano.
Santiago B. Olmo. Alberto Carneiro. Centro Galego de Arte Contemporánea. 2001, p 118.
Javier Maderuelo
José Miguel Ferrando
Alberto Carneiro. Textos de Alberto Ruiz de Samaniego, Javier Maderuelo y Alberto Carneiro. Huesca: Centro de Arte y Naturaleza de la Fundación Beulas, 2006.
Video 30″: http://youtu.be/ykHW2s0qZYI
Desde Huesca, tomar la autovía en dirección Sabiñánigo y Jaca. A partir de la localidad de Nueno la autovía se convierte en la carretera N-330. Dejamos esta carretera justo a la altura de la presa del pantano de Arguis, tomando a mano derecha el desvío señalizado en dirección a esta localidad. Ascendemos por la vieja carretera cruzando el pueblo de Arguis y seguimos por ella unos kilómetros por la falda de la sierra. Justo antes de ver el túnel de la Manzanera, dejamos esta carretera antigua y nos desviamos a la derecha en dirección a Belsué y Nocito. Debemos continuar por ella durante cinco kilómetros siempre en dirección a Nocito, pasando junto al pueblo de Belsué. Tras unos kilómetros, cruzaremos un puente junto a la chopera y ya observaremos la obra de Carneiro.
Desde Sabiñánigo y Jaca, tomar la carretera N-330 en dirección a Huesca. Después de atravesar los dos túneles de Monrepós, tomar el desvío hacia Arguis, tomando a mano derecha el desvío señalizado en dirección a esta localidad. Ascendemos por la vieja carretera cruzando el pueblo de Arguis y seguimos por ella unos kilómetros por la falda de la sierra. Justo antes de ver el túnel de la Manzanera, dejamos esta carretera antigua y nos desviamos a la derecha en dirección a Belsué y Nocito. Debemos continuar por ella durante cinco kilómetros siempre en dirección a Nocito, pasando junto al pueblo de Belsué. Tras unos kilómetros, cruzaremos un puente junto a la chopera y ya observaremos la obra de Carneiro.
Andando
La pieza se encuentra en la cara más oculta del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. El GR 1 Sendero Histórico, que atraviesa por la chopera de Belsué se puede tomar desde Arguis. Otra opción es salir del collado de la peña San Miguel, en Santa Eulalia de la Peña, para ver el Salto de Roldán. Hay que dejar la pista principal para descender por un umbrío pinar hasta el arroyo del Ordial, remontando luego hasta el collado de la Piatra, donde se ubica el dolmen de Belsué, continuando, se llega a una pista que lleva a esta localidad.
Coordenadas: Latitud 42º 18’ 50,04’’ N. Longitud 0º 20’ 42,24’’ W